lunes, 7 de diciembre de 2009

Naruto Adiction
Capitulo 2: ¡La casa Uchiha!
“¡¿Q-Qué?! ¡Déjate de bromas, Teme!”
“No lo hacía”, fue la corta replica de Sasuke.
“¡¿En qué diablos está pensando?!” pensó Naruto, demasiado aturdido como para hablar.
“¡¿Q-Qué quieres decir con “vivir contigo”?!”
“¿De verdad eres así de estúpido? Sabes a lo que me refiero, Dobe.”
“U-um…n-no lo…” pero fue interrumpido por el otro muchacho.
“Ven mañana. Estaré esperandote” dijo el pelinero con una sonrisa, y dicho eso, se fue.
“¿Qué ha pasado?”se preguntaba el rubio, todavía incrédulo, mientras se dejaba caer en una silla.
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Hacía frío fuera y Naruto estaba comenzando a impacientarse. Llevaba puesto un abrigo azul oscuro abotonado, vaqueros negros, y una bufanda y guantes naranjas.
Tocó al timbre de la puerta de nuevo, y esta vez, escuchó unos pasos que se acercaban lentamente. La impaciencia se transformó en nerviosismo. El ojiazul miró el papel en su mano, recordando dónde lo había encontrado esa mañana. Al parecer, Sasuke había tenido la amabilidad de dejar su dirección pegada en la puerta de su apartamento. Confirmado lo escrito en el papel con los números del buzón, suspiró, mirando el gran edificio frente a él. Era bonito y un aura de paz lo rodeaba. Todas las ventanas tenían los marcos pintados de color beige y los relieves eran algo intimidantes. Cada zona estaba decorada de diferente manera, algunas con banderas colgando en el pasillo, otras adornadas con flores. Naruto se quedó asombrado, preguntándose cómo era posible que Sasuke pudiese pagar todo eso cuando de repente, la puerta comenzó a abrirse, provocando que saliese de sus pensamientos. 
El Uchiha estaba apoyado en el marco de la puerta, con la misma arrogancia de siempre.
“Asique decidiste venir.”
“Um, si” sonrió nerviosamente, colocando la mano tras la cabeza.
“Hn” el pelinegro entró al apartamento, dejando la puerta abierta tras él. Naruto lo interpretó como una invitación y entró con cautela, quitándose los zapatos.
Poco a poco se acercó hacia donde estaba su amigo y se sentó en la gran mesa mientras el otro hervía un poco de agua.
“¿Quieres algo?”preguntó, señalando hacia la tetera de metal en su mano.
“Vale” respondió.
“¿Porqué estoy tan nervioso con él? ¿Quizás es por su arrebato de anoche? Estúpido teme” Suspiró.
Sasuke se dio cuenta y le miró de reojo.
“¿Pasa algo?”
“Oh, nada. Olvídalo.”
El Uchiha rió para sus adentros.
“Después de esto, te llevaré a ver la casa, y ver si te gusta o no.”
“Bien…”
Estaban sentados, bebiendo el té en silencio. Naruto se encontraba incómodo y había probado un par de veces iniciar conversación, pero todas las veces que abría la boca, las palabras parecían no querer salir. Una vez que acabaron, Sasuke se levantó, y el rubio lo imitó. Llegaron a la primera habitación, el salón.
“Bien, esto es como el cuarto de huéspedes. No lo uso a menudo.”
El rubio, tras echar un vistazo a la habitación, se detuvo al ver algo que le resultó interesante.
“¿Tocas el piano, Sasuke?”
Suspiró y acercándose a él, tocó una familiar y breve melodía.
“¡Wow! ¡Fue muy hermoso! ¡Sonaba tan dulce!” dijo Naruto, saltando de entusiasmo. “¡Toca otra!”
El otro se rió para sí, divertido. Se levantó y se acercó al ahora confuso rubio.
“Creo que es suficiente,” objetó.
El mohín que hizo el Uzumaki, se ganó otra sonrisa de parte de Sasuke. Visitaron habitación tras habitación y Naruto llegó a la conclusión de que podría perderse en esa casi si vivía allí. Una de las habitaciones captó su total atención. La habitación de invitados.
No era toda de color negro como esperaba, sino más sencillo. A pesar de que estaba oscuro, reinaba un ambiente de calma.
Después de la “visita guiada”, se relajaron en el sofá durante un rato hasta que el ojiazul, dijo que tenía que irse. Sasuke, de mala gana, le acompañó hasta la puerta y vio como se iba. De repente, se sintió un poco solo. Era extraño para él, pero apartó ese sentimiento a un lado y sonrió con picardía para sí mismo. Algo le decía que su propuesta, no iba a ser rechazada.
Naruto se acercó rápidamente a su coche y saltó literalmente en el asiento delantero. Estaba hambriento asique regresó rápidamente a casa a preparar la cena. Ya eran las siete en punto, lo cual significaba que había estado en casa del Uchiha alrededor de 4 horas. Wow. No se había dado cuenta de que había pasado tanto tiempo. Giró la llave y arrancó el motor. Hacía más frío afuera y de las cosas de las que disponía el coche del rubio, la calefacción no estaba en la lista. Cuando comenzó a alejarse, miró por encima de su hombro para ver el edificio una vez más. Quizás aceptaría la invitación del pelinegro…quizás.
Las frías manos de Naruto peleaban con las llaves hasta que, finalmente, consiguió abrir la puerta. De mala gana, entró en su apartamento, el cual ahora se le hacía más repugnante en comparación con el de Sasuke, y dejó la bolsa en el suelo. Se quitó la bufanda, los guantes y el abrigo, dejándolos sobre la pequeña mesa. Caminando hacia su dormitorio, se quitó la camisa y la tiró al suelo de madera. Rápidamente se puso una camisa y unos cómodos pantalones deportivos mientras iba hacia la cocina. Corrió hacia el armario y cogió un bote de ramen, preparándolo.
Hasta que…
Knock Knock Knock.

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